lunes, 19 de enero de 2009

La industria del miedo

Arturo Torres, Editor de Judicial
El testimonio de un ciudadano publicado ayer por este Diario es elocuente.
El testimonio de un ciudadano publicado ayer por este Diario es elocuente. En un año, Edwin Navarrete sufrió dos robos en su vivienda y su esposa fue asaltada. Entonces, contrató un guardia nocturno y la instalación de diversos sistemas de seguridad electrónica. No obstante, aún se siente desamparado, inseguro, con el temor constante de otro ataque delictivo.

Quienes mejor han sacado provecho de ese miedo e impotencia son las empresas de seguridad privada, que la última década multiplicaron sus ingresos (en 2008 tributaron más de USD 148 millones). Lo hicieron a la sombra de la ineficacia y desdén de los gobiernos, que perdieron el control de la seguridad pública.

Hoy, los guardias están en todas partes. En nuestras casas, escuelas, colegios, universidades, hospitales, oficinas... Las 855 compañías de seguridad tienen 44 510 vigilantes, 5 000 más que el cuerpo policial. Y se estima que en las firmas ilegales hay muchos más.

No estoy en contra de los guardias privados, que cumplen jornadas extenuantes y sacrificadas, y muchas veces son explotados por empresarios inescrupulosos.

Cabe destacar que el Gobierno ha mejorado su situación, al exigir a sus empleadores mejoras salariales y pólizas de seguros. Pero aún falta mucho. Lo primero es mejorar los controles y articular al sector a una política integral de seguridad. Recuperar el terreno perdido contra la delincuencia, con un enfoque preventivo y no meramente reactivo.
http://www.elcomercio.com/noticiaEC.asp?id_noticia=251064&id_seccion=4

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