PIRATAS EN PIRAGUAS AUN SUPERAN A BARCOS DE GUERRA FRENTE A SOMALIA Mohammed Ibrahim contribuyó reporteando desde Mogadiscio, Somalia. EN EL MAR ARABIGO -- El contraalmirante Giovanni Gumiero se lanza a una cacería de piratas.
Desde la cubierta de un destructor italiano que cruza las aguas infestadas de piratas frente a las costas de Somalia, tiene todos los instrumentos modernos a su alcance -- radar, sonar, cámaras infrarrojas, helicópteros, un cañón que puede hundir a un barco a 16 kilómetros de distancia -- para hacer frente a un problema centenario que se remonta a los días de las goletas y los parches en el ojo.
"Nuestra presencia los disuadirá", dijo confiadamente el almirante.
Pero los astutos bucaneros de los mares de Somalia no parecen especialmente disuadidos; en vez de ello, parecen estarse volviendo más astutos. Más de una docena de barcos de guerra de Italia, Grecia, Turquía, India, Dinamarca, Arabia Saudita, Francia, Rusia, Gran Bretaña, Malasia y Estados Unidos se han unido a la caza.
Y sin embargo, solo en los últimos dos meses, los piratas han atacado a más de 30 embarcaciones, eludiendo las patrullas navales, yendo más hacia mar abierto y buscando un juego más grande y más lucrativo, que incluyó a un crucero estadounidense y un buque cisterna saudita.
Los piratas están recalibrando sus tácticas, atacando a barcos en enjambres de entre 20 y 30 piraguas, y amenazando con estrangular a una de las arterias marítimas más activas del mundo, en la desembocadura del Mar Rojo.
Funcionarios de la ONU estimaron recientemente que los piratas somalíes han recaudado más de 120 millones de dólares este año en pagos de rescate, una suma astronómica para un país cuya economía se ha visto destruida por 17 años de caos y guerra. Algunas compañías navieras están ahora cambiando la ruta de sus embarcaciones para evitar las aguas de Somalia, desviándose miles de kilómetros para rodear el Cabo de Buena Esperanza, en la punta sur de Africa.
Los piratas son superados totalmente en cuanto a armamento. Continúan navegando en piraguas de fibra de vidrio con rifles de asalta y cuando mucho algunas granadas impulsadas por cohetes. Un oficial italiano dijo que ir tras ellos en un destructor de 150 metros de largos, cargado de misiles tierra-aire y torpedos, era como "ir tras alguien en una bicicleta con un camión".
Pero los piratas -- como era de esperar -- siguen sin desalentarse.
"No pueden detenernos", dijo Jama Ali, uno de los piratas a bordo de un carguero ucraniano lleno de armas que fue secuestrado en septiembre y sigue retenido.
Explicó cómo él y sus hombres ocultaban una piedra cerca de la estrecha desembocadura del Mar Rojo y esperaban a que pasaran los grandes barcos grises con las armas antes de saltar a los buques cisterna que se mueven lentamente. Aun cuando las armadas extranjeras echen el guante a algunos miembros de su tripulación, dijo Jama, a él no le preocupa. Dijo que sus hombres probablemente no recibirían más castigo que un viaje gratis de regreso a la playa, lo cual ha sucedido varias veces.
"Conocemos el derecho internacional", dijo Jama.
Diplomáticos occidentales han dicho que la ley marítima puede ser tan turbia como los mares. Varias veces este año, la armada danesa capturó a hombres de los que sospechaba eran piratas, sólo para depositarlos en la costa después de que el gobierno danés decidiera que no tenía jurisdicción.
Los barcos de guerra estadounidenses que rodean al carguero ucraniano secuestrado han interceptado varias pequeñas piraguas que van hacia el carguero, pero dejan ir a los hombres a bordo porque funcionarios estadounidenses dijeron que no querían poner en peligro a la tripulación del carguero.
Esta aparente impunidad es especialmente exasperante para el nuevo grupo de guardias de seguridad privados, recién salidos de los campos de batalla de Irak y Afganistán, contratados para navegar al lado de barcos mercantes para añadir una capa de protección. Hombres fornidos con antebrazos tatuados y cabezas afeitadas que beben Heineken y checan sus relojes son ahora una imagen común en las playas de Oman, Kenia y Yibuti. Tienen sus propias ideas para hacer frente a los bandidos de los mares. "Deberíamos hacerles caminar por la tabla", dijo un guardia de seguridad británico.
Pese a las cosas duras que se dicen, los guardias están desarmados (porque la mayoría de los países no les permiten llevar armas a puerto), así que a menudo se ven forzados a enfrentar a piratas que blanden ametralladoras con mangueras de bombero.
O peor. Incluso hubo un caso reciente, según varios contratistas de seguridad, en el cual tripulantes filipinos se enfrentaron a piratas con jitomates en un intento por impedir que escalaran el casco de su barco. No funcionó.
Los oficiales navales italianos dicen que las patrullas antipiratas están ayudando; los italianos ya han rescatado a varias embarcaciones rodeadas por piraguas piratas. El destructor italiano es parte de una misión de la OTAN que empezó en octubre.
"Pero la respuesta es tener un buen y fuerte gobierno en tierra", dijo Gumiero. "Esa es la única forma de poner fin a esto, sin duda".
Pero en ninguna parte se ve al gobierno fuerte. La epidemia de piratería no es tanto un problema separado como un síntoma del fracasado estado de Somalia, un lugar repleto de armas, pandillas y criminales que no ha tenido un gobierno central que funcione desde 1991.
Muchos analistas sobre Somalia piensan que todo está a punto de empeorar. Las fuerzas militares etíopes, que han estado apuntalando a un gobierno somalí de transición débil e impopular, dicen que se retirarán en un mes.
Algunos funcionarios estadounidenses han propuesto perseguir a los piratas en la costa e incursionar en sus guaridas, que son bien conocidos pero hasta ahora no han sido tocadas. Los líderes de transición de Somalia, ansiosos de cualquier ayuda, dijeron que darían la bienvenida a eso.
Más de 100 barcos han sido atacados desde la costa de Somalia en 2008, muchos más que en cualquier año anterior del que se tenga registro. Los costos económicos se están apilando, con pagos de seguros más altos para las compañías navieras, costos de combustible más altos debido a los desvíos y nuevas facturas de seguridad privada, por no mencionar los millonarios pagos de rescate en dólares.
El gobierno egipcio escaso de fondos está destinado a perder miles de millones de dólares si los barcos procedentes de Medio Oriente y Asia dejan de usar el Canal de Suez, una de las mayores fuentes de divisas de Egipto, y rodean Africa.
Pero el fin de la piratería pudiera ser una catástrofe económica, para muchos somalíes. Su país no exporta casi nada en estos días, y formas más legítimas de negocios han desaparecido desde hace tiempo.
Clanes y aldeas costeras enteros sobreviven ahora gracias a la piratería, con las mujeres horneando pan para los piratas, hombres y muchachos vigilando rehenes, y otros sirviendo como exploradores, pistoleros, mecánicos, contadores y constructores de piraguas. Los comerciantes ganan buen dinero vendiendo el agua, combustible y cigarrillos necesarios para sostener esas travesías hacia el mar.
Los piratas son conocidos como los mejores clientes de todo.
"Pagan 20 dólares por una botella de perfume de 5 dólares", dijo Leyla Ahmed, una tendera en Xarardheere, un famoso refugio de piratas en la costa somalí.
Luego está la irritante cuestión de qué hacer con los piratas. Oficiales italianos en un patrullaje antipirata parecían incómodos con la idea de realmente capturar a un pirata vivo real. Ni siquiera hay un calabozo o lugar donde retener piratas en el destructor.
"Nuestro objetivo principal es ofrecer paso seguro", dijo Fabrizio Simoncini, el capitán del destructor.
Hasta ahora, han hecho un trabajo decente en ese aspecto, escoltando a por lo menos ocho barcos humanitarios, con 30,000 toneladas de muy necesaria ayuda para Somalia.
La armada india recientemente anunció que arrestó a 23 piratas, aunque no está claro dónde serían procesados los sospechosos.
Pero según Kenneth Randall, decano de la Escuela de Derecho y decano de derecho internacional de la Universidad de Alabama: "Cualquier país puede arrestar a estos tipos y procesarlos en casa, según las leyes nacionales que apliquen.
"Realmente me sorprende que la gente piense que está poco claro", dijo. "La ley sobre piratería es 100 por ciento clara".
Dijo que la ley habitual internacional que se remonta a cientos de años definía a los piratas como criminales que robaban y asaltaban en alta mar. Debido a que los crímenes eran cometidos en aguas internacionales, dijo, todos los países no sólo tenían la autoridad sino también la obligación de aprehenderlos y procesarlos.
Los italianos evidentemente tienen los recursos. En las líneas del frente, u olas del frente, los marinos italianos recorren las cubiertas con ametralladoras. Las pantallas de radar destellan y suenan. Los marineros hacen anuncios a través de la radio del destructor, pidiendo a los barcos de carga cercanos que lancen señales de SOS con su posición tan pronto como detecten a cualquier pirata.
Los italianos dijeron que, en el fondo, los piratas eran criaturas del mar, no importa cuántos barcos de guerra estén tras ellos. "Cuando el mar está en calma, la luna está brillante, el clima es bueno, es fácil ver cómo se animan los piratas", dijo Enrico Vignola, un teniente en el barco.
Para los visitantes a bordo, la hora del almuerzo fue lo más destacado. Los oficiales recibieron desde las aceitosas entrañas del destructor un banquete de pasta hecha en casa, berenjenas marinadas, dátiles envueltos en prosciutto y tiramisu, terminando con fríos vasos de spumante.
Parece que cuando los italianos van a la caza de piratas, lo hacen con estilo.
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