Hace 7 años
domingo, 14 de diciembre de 2008
Otro sindicalista muerto en Guayana
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Eduardo La Rosa, de 52 años de edad, se convirtió la mañana del sábado en otra de las tantas víctimas que la violencia sindical ha dejado en el estado Bolívar. Aproximadamente a las 11:30 de la mañana fue asesinado de tres balazos, mientras inspeccionaba una obra que estaba a cargo del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Construcción y la Madera, en la calle Chile de la Urbanización Chilemex, en Puerto Ordaz.
El crimen ocurrió en los espacios de la construcción del Spa-Centro Médico Estético Chilemex, pero unas dos horas antes de que se concretara, varios testigos y obreros de una construcción cercana se percataron de la presencia sospechosa de una camioneta Fiat, de color blanco.
“Estábamos pendientes porque la vimos dando muchas vueltas y hasta pensamos que podrían atracar en la clínica”, dijo uno de los empleados de seguridad del centro médico, quien aseguró haber escuchado seis balazos.
Los testigos relatan que “el Bagre”, como conocían a La Rosa, ya se retiraría después de realizar una inspección en la obra, pero fue sorprendido por los dos individuos que estaban en el carro.
Aseguran que sólo se bajó el acompañante y después de montarle cacería, le soltó seis disparos y sólo le pegó tres.
La víctima intentó huir y entró nuevamente malherido a los terrenos, pero cayó muerto segundos más tarde, al mismo tiempo que sus asesinos escapaban sin dejar rastros.
Las heridas que recibió el sindicalista fueron mortales y cuando el vigilante y el maestro de la obra, que estaban en el lugar, intentaron socorrerlo y trasladarlo a la Clínica Chilemex, ya era muy tarde.
Las investigaciones
La única pista que tienen los detectives del Cicpc sobre la autoría de este crimen es el automóvil donde se desplazaban los victimarios. Quienes observaron parte de la balacera comentaron que el compinche fue quien disparó y lo describen como un hombre robusto, que vestía una franela blanca y tez clara.
Poco después de media hora de concretado el homicidio, parientes de La Rosa se acercaron a la escena del crimen, pero prefirieron no declarar acerca de los móviles que pudieron originar el suceso.
Sólo dijeron que residía en el Barrio San José de Cacahual, en San Félix, y que desde hace más de 20 años trabajaba en el sector construcción, donde jamás había tenido problemas.
Enemigos a granel
Aunque en el Cicpc están claros en que la muerte de La Rosa fue una venganza y pudo ser encargada, investigan quiénes podrían estar detrás del crimen. Fuentes ligadas a las indagaciones revelaron que este hecho pudo ser perpetrado por personas que lo protegían.
“Él no era un santo y siempre andaba rodeado de dos o tres malandros armados que lo protegían y a quienes le ofrecía trabajo y obras para que se quedaran tranquilos, pero jamás les cumplía”, aseguró una fuente ligada al sector construcción.
“Uno que lo protegía era un malandro llamado ‘Chuito’ que se escapó de la cárcel en enero pasado. Cuando estaba preso, hasta le mandaba dinero, pero después que se escapó le sacó el cuerpo”, dijo esta persona que pidió no ser identificada.
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